lunes, 4 de marzo de 2013

Enrique Bache Alpírez, duerme en el Señor.



 
por Joel García Cobos

El hermano Enrique Bache Alpirez, ya no está con nosotros, su lugar está vacío en el templo Adventista del Séptimo Día de la colonia Chapultepec, en la iglesia todos  lamentamos  su  sensible fallecimiento ocurrido el sábado 23 de febrero de este 2013, a las 4 de la mañana, el Señor lo llamó al descanso, en este día conforme al mandamiento.
El hermano Enrique fue un hermano en el Señor, bueno y noble, de carácter fuerte, no se le movía de sus ideas, durante varios años se fueron complicando sus problemas de salud, los últimos  6 meses estuvimos orando muchas veces por su salud, estuvo muy malito internado varias veces en el hospital de Pemex,  empresa en  la que trabajó y alcanzó su jubilación, los últimos días fueron muy dolorosos para él y su familia que cariñosamente lo atendían, con paciencia y resignación iban viendo como poco a poco se iban sus energías, y pudieron constatar su fe inquebrantable en nuestro Salvador.
Se quedó dormidito, así me comentaron su viuda, la hermana Aida y su hijo Erick Dan al poder acompañar a su familia en la funeraria de Jubilados Samuel Terrazas Zosaya de la colonia 27 de septiembre, y fue sepultado el domingo 24 a las 4 de la tarde en el panteón Jardines de los Ángeles.
En este 5 septiembre cumpliría 70 años, fue hijo único del matrimonio formado por la hermana Enriqueta Alpírez Fernández y Evencio Bache Barrios, nació en El Paso de Cazones, lo que hoy conocemos como Cazones de Herrera, Veracruz, donde transcurrieron felices sus primeros años  con sus padres, en una casa que construyeron de este lado del río Cazones, que con el tiempo y las inundaciones tuvieron que abandonar y moverse con la población a una parte más alta, quedando la  casa deshabitada y en  ruinas.
 
Su padre fue un hombre preparado, __me comentó una vez__ estudió la primaria, gustaba vestir bien, tenía plantaciones de plátano roatán en Cazones y río abajo, en el Morisco, que le dieron buenas ganancias sobre todo con el esplendor del Oro Negro, allá por 1938 a 1945, siendo proveedor de una conocida empresa norteamericana, llegó a exportar  racimos de 1.70 Mts., con peso de  60 kgs; como tenía amigos bien conectados en la política,  llegó a ser Encargado de la Oficina de  Recaudación de Impuestos, y luego Juez en  Coatzintla, Cazones y Espinal, cuando aún no habían carreteras  y el traslado se hacía a caballo y posteriormente avioneta.
Su señora madre, Enriqueta, fue hija de don  Tomás Alpírez Malerva y doña Beatriz Fernández de Alpirez, de buena posición económica, pues poseían: tierras, ganado y una miscelánea bien surtida; tuvieron 4 hijos: Taurino, Enriqueta,  Daniel y Alicia. Este matrimonio era muy humanitario, pues llegó a proteger hasta 30 niños desamparados dándoles sustento. Al romperse el vínculo matrimonial de sus padres,  Enrique continuó al lado de su madre, viviendo en la casa de sus abuelos, me platicó en una de sus visitas.
Todo esto es parte del pasado, ya el hermano Enrique Bache duerme en el Señor, esperando el bendito día de la segunda venida de nuestro señor Jesucristo en que con voz de mando y trompeta lo levante de entre los muertos, para darle el supremo galardón de la vida eterna. El hermano Enrique ya no está entre nosotros pero sus obras continúan, fue una gran persona, supo levantarse de sus tropiezos, por mencionar algo, contribuyó para fundar el templo de la Chapultepec, junto con su esposa Aida trabajó en equipo en la ganancia de almas y para construirlo.
Además, sentía una preocupación por las personas desamparadas y privadas de su libertad, al grado que desde hace más de 18 años se dio a la tarea de predicar el evangelio en el reclusorio local, en todos estos años junto con otros muchos hermanos llevaron las felices nuevas de salvación a los reclusos, también les llevaban víveres, productos de aseo personal, libros, revistas y cobijas para ayudarlos a sobrellevar sus necesidades.
Como hermanos en Cristo lo extrañamos físicamente, ya no estará en los estudios de la Biblia ni en los convivios, ni en las juntas de la iglesia, pero nos reconforta saber que duerme en la bendita esperanza de su pronto retorno, a su viuda, hermana Aida Paz, a su hijo Eric Dan, a sus 3 hijas: Fabiola, Kenia y Brenda,  y a sus yernos, nietas y nietos sepan que los acompañamos en estos momentos difíciles, y demás familiares como su  hermano Arturo, primos y sobrinos, les comparto esta lectura para reconfortarnos en la esperanza que pronto lo volveremos a ver,  no estén tristes, sigamos  esperando con diligencia el feliz retorno en que volveremos a ver a nuestro hermano: Enrique Bache Alpírez.
 



Apocalipsis 22

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

22 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

La venida de Cristo está cerca

6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

7 !!He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

 

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